lunes, 30 de mayo de 2011

Reblog: Hasta luego!

Os pongo aquí, siguiendo con el tema de la despedida, porque, siento insistir, pero es que es un acontecimiento irrepetible en nuestras vidas, la entrada que nos dedica Victor en su blog particular. ¿Qué será de nosotros? Victor, has acertado de pleno con un "Hasta luego!".

"En estos momentos solo me vienen a la memoria grandes momentos a vuestro lado... momentos que me han marcado, vivencias especiales cada una de ellas e irrepetible, por ese clima de buen rollo y alegría creado en el grupo, siendo todos como una gran familia, y si, me estoy refiriendo a todos vosotros que os habéis graduado este año y que abandonáis el instituto..." Leer más.


Y aquí, nuestro lip dub, que, seguro, va dedicado a todos, los que dejamos atrás, los que nos adelantan, y los que van a nuestro lado. Sí, somos una gran familia, y yo estoy orgulloso de ello.

domingo, 29 de mayo de 2011

Fue un bonito final

Y al fin nos graduamos ayer. Se acabó segundo de bachillerato, para muchos una pesadilla, y ahora nos toca enfrentarnos a selectividad y después a la universidad. Estamos a un solo paso de ser universitarios, ¿a que suena bien?

La graduación fue un exitazo. La verdad es que cada vez lo hacen mejor, y esta vez se han vuelto a superar y nos han ofrecido la mejor de las graduaciones. Y nosotros hemos aportado, que no es poco. La cena fue fantástica, en el castillo de Santa Bárbara, abierto solo para nosotros. Una gran sorpresa la verdad. Y la fiesta de después... -ya hablaré del infierno y de qué clase de gente va allí, en otra ocasión si eso- TODO perfecto.

Todo perfecto, la verdad, fue un bonito final, como esperaba. Jamás olvidaré a mis compañeros y amigos, ni a los profesores y amigas. Ahora nos queda un verano por delante y muchas cosas por vivir más. Y después... una nueva etapa nos espera. Deseo lo mejor a aquellos que se lo merecen, y comparto mis sensaciones con vosotros. Gracias

viernes, 27 de mayo de 2011

Será un bonito final...

Hoy terminamos bachiller (los dos años), y no puedo evitar estar triste. Es estupendo terminar. Pero es horrible abandonar, dejar atrás nuestra vida de ahora y encaminarnos hacia un nuevo mañana. Llevamos seis años dando clase en el instituto, seis años acompañados de profesores nuevos cada curso, y algunos desde siempre, durante nuestro paso por allí, hasta hoy. Las lágrimas hacen acto de presencia y me doy cuenta de que nos vamos. Nos vamos... Nos vamos del instituto. Dejamos el pasado en el lugar donde le pertenece. Nos alejamos de personas que a día de hoy significan mucho para nosotros. Y aunque no se rompan los vínculos, los enlaces, ya nada será lo mismo. Algunos dicen que todo irá a mejor, diremos simplemente que las cosas cambiarán. Es algo por los que todos han de pasar.

Mientras escribo estas pobres líneas, me vienen a la cabeza recuerdos de los primeros años, del cambio del colegio al instituto, de los nuevos amigos, recuerdos tristes y felices, cambios, los años pasando, amores, actos despreciables -de los que me arrepiento profundamente-, y días y días, y muchas cosas... todo. Me siento melancólico. Hay algo aquí dentro, algo inexplicable. Es como si todo lo que soy capaz de recordar fueran estos seis años, por lo que es mi vida, y se hace duro pasar la página. Han sido seis grandes años. Si ahora recuerdo vagamente los vivido antes del instituto, ¿significa eso que dentro de unos seis años recordaré de la misma forma esta etapa? No quiero. Los ojos se humedecen. Me preguntan que qué pienso sobre todo el tiempo pasado en el instituto. No sé responder. Hay tanto... Lo cierto es que ahora mismo no me importa ni el título que tenemos, ni la formación educativa, ni los conocimientos aprendidos, sino que todo va más allá.

Este es el final de una etapa, y el inicio de una nueva. Hagamos que sea bueno. Y aunque aún queden dos semanas para selectividad y un magnífico viaje a Roma, mañana será nuestra graduación. Será un bonito final...

miércoles, 25 de mayo de 2011

Realista, gracias

No entiendo algo: con todo lo que hemos vivido -que ya es poco-, con todas las cosas que hemos visto, y las que sabemos que nos quedan por ver, con todas las experiencias, con todos nuestros conocimientos... ¿cómo puede alguien ser 100% optimista? ¿Creéis que soy pesimista?

Voy por ahí y la gente me dice que lo soy, que soy pesimista cuando digo que hay pocas probabilidades de que algo, concreto, salga bien, que soy pesimista en cuanto al amor se refiere, que soy pesimista poniendo en cuestión nuestra capacidad para hacer algo rápido y decente. "Ya verás tú cuántas horas tardamos la próxima vez con lo que llevamos hecho esta tarde" y se oye por ahí "¡Qué pesimista eres!". Bueno, pues si tú lo dices... tendría que haberle preguntado porqué piensa que no saldrá como yo digo, porqué piensa que saldrá mejor. ¿Porque es optimista? ¿Porque hay que pensar más en positivo? Debería haberle preguntado para hacerle ver la verdad una vez más. Pero no podía. ¿Y cuál es la verdad? Pues la verdad es que si estás haciendo una cosa durante 4 horas aproximadamente y no hay muchos avances, nada dice que en las próximas 4 horas se vayan a hacer muchas cosas más, sino que pasa al contrario: la próxima vez habrá que explicar todo lo anterior y empezar con lo nuevo.

Cuando me preguntan "¿Y tú crees en el amor?" Pues no. ¿Soy pesimista? Yo no me considero como tal. Es solo que los cuentos de hadas no existen y que, si no has tenido suerte con anterioridad, seguramente pienses que hay probabilidades de que en un futuro nada irá mejor. ¿Se puede pensar que sí irán? Por supuesto, de hecho casi todo el mundo lo hace. ¿Por qué yo no? Yo no es que no lo haga. Yo sencillamente no me preocupo por el futuro, pues lo que venga vendrá -¿y si muero mañana?-, sino que me preocupo por el presente, y no tener algo ahora es lo que me martiriza, y pensar de manera optimista cuando lo que quiero pulula a mi alrededor no me sirve para nada -todo esto es a mí. Los demás haréis lo que os venga en gana-. Debo confesar que me gustaba aconsejar y servir de ayuda. La última vez que me preguntar qué hacer, preferí no hacerlo, pues mis ideas desilusionarían. Las probabilidades son datos tan imprecisos como "pesimistas".

¿Cuál es mi conclusión? Pues la que muchos llegaréis a hacer. Que un optimista es aquel iluso que ha vivido "bien" toda su vida, que ha tenido suerte, o uno que piensa que le pueden van a ir mejor las cosas. ¿El significado de esto? Autoengaño o "buena vida" tal vez. También, por la misma regla de tres, que el pesimista es aquel que no ha tenido mucha suerte en la vida y cree que nada puede ir mejor. Tal vez se encierre en su pesar, sea triste pro naturaleza o yo qué sé. ¿Y el realista? Pues aquel que por determinadas circunstancias tiene la capacidad de discernir entre algo probablemente posible y algo que no lo es. ¿Se puede equivocar? Por supuesto, de hecho yo me equivoco. Y no es autoengaño lo que me impulsa a creer no ser pesimista. Muchas veces creo que las cosas pueden salir bien. Sólo trato de analizar la situación, el pasado y tratar de prever el futuro más o menos con probabilidades, y no lanzarme a la felicidad del optimista y creer que todo va a salir bien, y que luego me explote todo en la cara, o a la tristeza del pesimista, y desear morir.

"El pesimista se queja del tiempo,
el 
optimista espera a que cambie,
el realista ajusta las 
velas y zarpa."

domingo, 8 de mayo de 2011

Materialismo - Felicidad - Fe

Él seguía gritando, como si no supiera hablar más bajo, cosas como "¡Es la mayor tontería del mundo!", "¡No sirve para nada!" o "¡Que vayan a rezar a que la virgen les de felicidad!". Pero es que es tan materialista, tiene la mente tan estrecha, que sólo es capaz de concebir lo suyo como lo total, lo mejor, absoluto y modelo. Me da vergüenza compartir la misma sangre. Pero supongo que cada uno es como es, dos mundo separados, dos formas de pensar distinta.

La discusión venía porque la gente de un pueblo se "mataba" por tocar la capa, o algo así, de una virgen -vete tú a saber cuál y el motivo de tal acto-, que incluso se pasaban a los niños por encima de las cabezas para acabar estrellándolo contra aquel busto de madera con forma de mujer. Y no es que yo esté con ellos, porque no creo en esas cosas -y no diré que jamás en mi vida lo haré-, pero es que me desquicia de tal manera cuando pretende inculcar su vida a los demás. Es que ni siquiera sabe cuál es la definición de felicidad, porque si la supiera, sabría que no hay. Sin embargo enunciaba rotundamente que una virgen, un dios, no te puede dar felicidad, pero que un partido de fútbol o una película o un videojuego sí; que adorar a una virgen, retrasa a este país. Y yo digo, ¿no lo hace en mayor medida cosas como el fútbol, un deporte que pasa de ser eso a un campo de batalla, lleno de becerros, que, por desgracia, mueve millones, tanto de euros como de personas -siendo esto último lo peor de todo: luego te ves que en las manifestaciones, o en cualquier cosa que no tenga que ver con deportes, y que es de verdad importante, nadie mueve un dedo-, y que verdaderamente no sirve para nada? ¿De qué tipo es la felicidad que te proporcionan? ¿Del tipo que al par de horas, días quizás, ya se te ha olvidado por qué te emocionabas? "Pues entonces sí, tienes razón. No se puede comparar la religión con el fútbol, el cine o una xbox. La religión fe es claramente mejor".

La gente aclama a dos actores que cobran más que todos juntos, por conseguir tal vez una firma en un trozo de papel, y sí, son felices. Hasta que se les olvida. Los que tienen algo en qué creer lo son para toda su vida. "¡Pues que den gracias a Dios cuando alguien muera!". "Las suplicas que ellos lancen serán escuchadas con equivalencia a las tuyas, pero ellos se sentirán protegidos, tranquilos y felices, o al menos consolados, si es que lo necesitan. Pero claro, tú tendrás al Barça, un ordenador y muchas películas para ver. Y eso es mucho mejor, claro está.".

sábado, 7 de mayo de 2011

La ambición

-Espero que nadie se sienta ofendido. Y si alguien se da por aludido, que lo tome constructivamente-


A menudo suele pasar que no sabemos apreciar lo que tenemos. El ser humano es muy ambicioso, siempre deseando superar las expectativas... Hay quienes están vivos y desearían estar muertos, incluso por alguna estupidez de adolescente enamoradizo, y hay enfermos que querrían vivir un par de años más, tal vez llegar a conocer el amor, formar una familia... ser feliz; hay quien se queja de lo cansado que está y hay quien desearía poder cansarse, correr, vivir sin ataduras, sin ayuda ni apoyos... etc, etc.
Sabes, todo el mundo se enamora tarde o temprano, digan lo que digan -si te dice alguien que jamás sintió tal cosa por alguien: miente. De hecho, probablemente esté enamorado-, pero no siempre se es correspondido. En cambio hay quien, estando enamorado, decide ser libre y volar por el jardín, de flor en flor, diría algún listillo, creyendo tener un poder, un control sobre algo, hasta que se cansan y van a por la más bella (de sobra se sabe que la más bella siempre es la que nosotros vemos como tal, nuestro amor verdadero -o al menos eso nos parecerá de momento-, pues es nuestro "corazón" quien nos guía y no nuestros ojos, que enferman y se obsesionan) y hay gente que no es correspondida y desearía poder elegir ser libre o estar con "la flor", fuente de su felicidad, por siempre, o tan siquiera poder acercarse y olerla, sentir su aroma penetrar en el fondo de su alma, la caricia de sus pétalos..

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Si tan solo el rico se parara a pensar en lo desdichados que son los pobres. Si tan solo el enamorado correspondido pensara en cuanto sufren los demás..


Yo, como enamorado, y no huyo de ello, no correspondido, que desea poder elegir ser libre y visitar de vez en cuando alguna que otra flor, con el fin de sentirme libre y librarme de ciertas ataduras, les digo, a todos y todas, que el buen momento, el ideal y perfecto, no tiene por qué ser el que uno elija y anote en su agenda, ni siquiera uno que esperemos y en el cual depositemos esperanzas e ilusiones, sino que puede ser ahora, y ahora, y ahora, y ahora, y ahora... porque cada segundo cuenta, y no sabes cuando "la flor" marchitará. Yo, al menos, no me lo pensaría dos veces.



Luego, por supuesto, hay otros casos, aún más odiosos y que yo desprecio con mayor fuerza. No sabría cómo decíroslo, pero... ¿no creéis que si dos de quieren, se gustan, hay incluso amor aunque sea por parte de uno, ambos deberían intentar ser felices, y no lanzarse al fracaso por una indecisión, un interrogante, una disputa, una infidelidad cuando aún no la juraron, un desliz, un amigo o amiga, o cualquier otra cosa? Sinceramente, si tuviera la oportunidad de estar con mi flor querida, jamás lo dudaría: no tendría una segunda oportunidad, esa que algunos dichosos inútiles tienen, ni una tercera, esa que ya no los inútiles dichosos, sino los imbéciles rematados que tienen la gran suerte, ni cuarta, ni quinta... porque cogería el primer billete de ida, porque no abandonaría el andén por miedo, ni cogería otro tren.

martes, 3 de mayo de 2011

Alzheimer

Oigo el silencio. Una leve brisa en la nuca: la ventana está abierta, de par en par. El ruido de las miles de hojas y de las ramas, chocando unas con otras sin cesar, a merced del viento, y el del hierro oxidado de un viejo columpio abandonado, ya sin niños para jugar, reír y llorar, se oye por detrás, incitándonos a tener miedo, como si de una película de terror se tratara y tuviéramos que ir y cruzar la espesa niebla, mientras la lluvia cae sobre nosotros, y llamar a gritos a alguien sabiendo que vamos a morir tarde o temprano, y que jamás le encontraremos, aunque guardemos la esperanza hasta el final. Pero nosotros estamos quietos, en silencio, procurando no hacer ruido, aguantando la respiración y las ganas de toser. Nuestros ojos se cruzan, buscando una respuesta o algo que decir. Finalmente bajamos la mirada y pasamos a la siguiente foto, dejando la otra atrás, en el cajón, donde las demás, con el entusiasmo de ver algo nuevo, viejo, a flor de piel.

-Esa no se quien es.
-Soy yo.
-Tú no se quién eres.

Volvemos a sentir el silencio... y entonces empieza a llorar. Una a una las gotas rocían su rostro, dulce y suavemente, dejándole un sabor amargo en la boca. Los ojos se tornan rojos, y sale de la habitación de forma paulatina.
Me duelen las rodillas. Necesito cambiar de postura, pero no lo hago. Me encuentro inmóvil, mirando la foto, tratando de comprender por qué... por qué... cómo puede llegar alguien a un estado así, perder la cabeza, olvidar tantas cosas, y cada vez más, no reconocer ni tiempo ni lugar ni personas, dejar atrás una historia, borrarla de la mente, aunque sea algo que muchas veces hayamos deseado, a pesar de que el mundo sigue girando y los demás seguimos insistiendo, impulsados por el mismo vacío y la misma oscuridad... y entonces lo entendí: el Alzheimer no es olvidar a una hija, ni dejar de reconocer lugares o personas, sino perder a una madre... Ser la hija de nadie, de alguien cuyo cuerpo está presente, pero cuya mente se esfuma lenta y dolorosamente, sin cesar, con pausas lúcidas... hasta que no queda nada... hasta que el dolor pasa a ser paz.