jueves, 17 de julio de 2014

Larissa tuvo algo que ver aquí

Os dejo hoy un breve relato que estaba en el borrador del blog desde hace varios años. Puede que resulte raro de leer y una historia algo... diferente a las demás, pero tiene una explicación. Esta historieta la escribimos Larissa y yo un día corriente de clase, de esos días que hacíamos de todo menos atender en clase. Por lo tanto, hay frases escritas por ambos alternativamente a lo largo del texto. Así que no os fijéis en la falta de coherencia (risas). Lo cierto es que tengo que decir que añoro esos días de clase... Qué lejos queda primero de carrera, pero qué presente en la memoria lo tengo :)


"Estaba yo en mi casa tomándome una ensalada cuando la vaca se puso de parto. La oí mugir de dolor, y del espanto que me ocasionó me levanté de golpe de la silla y fui corriendo a atenderla. De la prisa, no tuve tiempo ni a abrir la puerta. Me la comí. Pero no importaba, mi vaca estaba apunto de tener una pequeña ternera y no la podía dejar sola, aunque en ese preciso instante todavía no lo sabía. Quiero mucho a mi vaca, qué le voy a hacer... Cuando hube llegado hasta ella, se encontraba tumbada de costado, con la cabeza del nuevo ser asomando por... bueno por donde todos sabéis, no es momento de dar lecciones de vida. La cuestión era, ¿qué tenía que hacer? Mis padres no volverían a tiempo y yo no tenía ni idea de llevar el parto de un animal. ¿Llamar al veterinario? Demasiado tarde. Si ya lleva tiempo que te atienda una ambulancia, un veterinario no movería el culo. ¿Cualquier vecino? El más cercano estaba a 20 Km de distancia. No sabía qué hacer. Y en ese instante, la salvación apareció por la puerta delantera, en bicicleta, ¡Larissa!

Larissa es un incordio y amante de los animales que de vez en cuando se pasaba por mi casa para ver los míos. No es que me queje, ella les daba el cariño que yo no les daba ya que soy un tanto gruñón. Ese día pasaba de camino y oyó a la vaca mugir así que se acercó a ver lo que pasaba. Muy a nuestro pesar nos tuvimos que poner a sacar a la ternera del interior de la vaca. Sólo se veía sangre por todas partes y a la vaca ya no le quedaban fuerzas. Se ve que la pequeña vaquilla estaba a gusto dentro de su madre. Después de horas de parto, Amélie, que es como se llamaba el animal, consiguió dar a luz a aquella criatura.

Larissa parecía feliz de tener la ternera entre sus brazos, pero cuando me la mostró, su cara no era la de una vaca normal. Tenía, cuernos de demonio y los colmillos de un troll, como los de las historietas fantásticas que leía de pequeño, la piel azulada y con las cuencas de los ojos vacías. Aquello era un monstruo, y a Larissa parecía gustarle, mientras tanto, Amélie reía a carcajadas, y gritaba con voz ronca "¡Samitje etpansile!".De pronto desperté sudoroso en mi cama. Me froté los ojos y fui a ver a mi querida vaca y ahí estaba... tan tranquila comiendo pasto. Observé en el cielo un unicornio volador que escupía arco iris por el ano... supuse que sería su medio de propulsión, y mataba a todo lo que aquel rastro rociaba. Enseguida volví a despertarme sudoroso. Las pesadillas eran constantes. ¿Qué podría significar todo aquello?

A veces me gusta pasear por las afueras de la ciudad buscando un poco de paz después de la ajetreada vida de grandes edificios, atascos a todas horas y contaminación por todas partes. Añoraba aquella época cuando era niño y vivía en un pequeño pueblo, en el campo. Tengo constantes pesadillas donde mi vida pasada se ve atropellada y demolida por el ruidoso tráfico nocturno. También añoraba a Larissa y a mis vacas. Esta nueva vida no está hecha para mi..."

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