domingo, 24 de junio de 2012

Aplauden

Suspiro tras suspiro el día avanza con normalidad. Pienso en todas aquellas cosas en las que se suelen pensar, en qué hace algo especial y qué nos dice que realmente no lo es. Sentado cerca del fuego miro al cielo y veo las estrellas. Hay tantas... Es algo que debes hacer, contemplar las estrellas desde la playa, en la arena o en el mar, con gente o sin ella. Quédate mirando, esperando una señal, una estrella fugaz, un deseo, un sueño. Duerme, y despierta mañana para ver el amanecer. Juega a adivinar por dónde saldrá esa mañana y espera a que salga el sol todas las horas que sean necesarias. Y cuando asome, cuando lo veas cruzar el horizonte más lejano del mar más profundo, ponte en pie y camina. No hay un sitio desde el cual debamos ver la vida pasar. Hay que moverse, que nada ni nadie te limite. "If you want to sing out, sing out. And if you want to be free, be free". Los caminos se bifurcan y se vuelven a juntar, y tus pies se fortalecen con el tiempo. Pero no es eso lo que me aflige, sino la estupidez. La gente cree que sabe de todo: alguien tiene un mal romance y cree que tiene más experiencia que nadie. Y lo gritan, lo cantan, lo bailan. Aplauden. Pero no tienen ni idea, de nada. Porque nada tiene sentido, nada es real. La ambigüedad se abre paso entre la muchedumbre y deja libre a la imaginación, la especulación y la estupidez. Y es triste que traten de embaucarte con sus mentiras, que te cambien la vida, que la arruinen. Nada tiene sentido. Todo es "pensable". ¿Qué pensarás tú? Tampoco es lo que me aflige...

sábado, 23 de junio de 2012

Nuevo amanecer

Suspiro tras suspiro el día avanza con normalidad. Me dedico a pensar, darle vueltas a las cosas. Hay sorpresas que no sorprenden, indicios tal vez. Pero eso no es lo que me aflige... ¿Sabéis cuando os miráis al espejo y no os veis? Me he visto forzado a pensar que era yo, pero lo cierto es que llevo tiempo dándole vueltas. Son esas cosas que sólo dices borracho, que ha sido el mejor año de tu vida, que has conocido a gente fabulosa, que quería abandonar la vida que tenía y empezar otra mejor sin meter la anterior, que esperaba un nuevo amanecer que desde luego ha llegado, etc., pero lo cierto es que no hay nada más cierto, sin ánimo de ofender a nadie y con ánimo tal vez de halagar. ¿El qué? Sencillamente no lo sé. Es como si te ponen una almohada en la cara y de golpe te sueltan. Uno se siente libre y desahogado. Abandonas tu personalidad, dejas las riñas y recurres a los chistes, la gracia, las risas, el optimismo o, yo qué sé... te cortas el pelo. Lo importante es lo que importante suena en todo ello. Y dirán que sigo siendo un pesimista, un realista diría yo, pero la verdad es que nunca he sido tan optimista. ¿Cómo lo sé? No sé qué hago en mi casa, aquí, escribiendo, y quiero irme, lejos, y ni siquiera me preocupa cómo volver a casa. Me arrepiento cuando no voy a algún lugar, a una fiesta. Esa es la cuestión, cosas sin importancia, pero relevantes. Cuando la noche vuela te das cuenta, pero cuando el día no lo hace te das más cuenta aún. Y no hay misterios en todo esto. No hay nada. Simplemente es genial. "It's a new dawn, it's a new day, it's a new life for me, and I'm feeling good". Lo difícil es creer que nada es para siempre...

lunes, 18 de junio de 2012

Escribir

Suspiro tras suspiro el día avanza con normalidad. Los índices se mantienen constantes y la vida monótona, aburrida. Pienso en todo, en los días que pasan y las historias que se olvidan. Reflexiono acerca de lo que uno fue, dejó de ser y volvió a ser. Escribo por necesidad, por la necesidad de contar algo que las palabras no pueden decir. Pero escribo, por todo aquello por lo que nunca se es lo que se quiere ser, por las penas y ninguna alegría. Soy lo más oscuro, la muerte del ideal y la reflexión de lo imposible. Abato impasible al tiempo y me obligo a permanecer en silencio. Rompo el habla y me quedo sin alas, y sin volar me hundo. Las promesas vienen a la mente, y se van. "Nunca hagas una promesa si sabes que no podrás cumplirla". ¿Y qué más da? No es lo que me aflige, sino la imposibilidad. La neutralidad de tu posición hará de entender una tarea ardua, pero nada es indiferente para nadie, aunque creas lo contrario. Y la oscuridad se cierne sobre el ser que más cerca esté, y sobre las cosas más brillantes. La risa del más feliz se apaga, la luz, su luz. Y yo sigo aquí, de pie, sentado, qué más da... suplicando por igual, por la salvación, el resultado de un flujo divino que levante esta sensación. Remontaremos, ¡claro que sí! Pero igual que lo haremos, caeremos, y será sobre las espinas, sobre lo más oscuro de nuevo. ¿Y después de eso? Nada. El ciclo seguirá. Nadie está a salvo, así que huye. No te detengas a escuchar lo que te dicen. Corre. Que nadie te ate, que nadie te retenga ni te obligue a hacer lo que no quieres. ¿Y qué? No es lo que me aflige... Escuchar los susurros, echar de menos, cantar canciones que uno cree entender, mirar el reloj e intentar comprender las horas, el tiempo, recordar y no llorar. Porque es cuando escribes la realidad aparente cuando ésta se torna contra ti, y se hace real. Pero nada es aparente, ni nada real. Todo es ambiguo y somos los únicos que nos tornamos contra nosotros mismos. Y cuando todo sea escrito, habrá de ser olvidado, por el bien o por el mal, porque nada tiene significado. Y si no me crees, escribe, pero hazlo sin cesar, sin pestañear, sin pensar. Escribe por él o por ella, por ellos, por nadie, o simplemente escribe por aquellas historias que jamás son contadas porque nunca suceden.