sábado, 25 de junio de 2011

Dr Jekyll & Mr Hyde

Tan sólo una poción, una mezcla de distintos líquidos, contenidos en un mismo frasco, en un vaso, un cubata es lo que el Dr Jekyll descubrió. Y, bebiéndolo, la cabecita de una nueva persona asoma por un costado. Trepa y trepa hasta hacerse con el control de la mente, y se instaura una nueva personalidad. Hyde es violento, lleno de vida, atrevido, fuerte, grande... ¿feo? ¡Qué más da! Y al cabo de un tiempo, la monstruosa personalidad desaparece, paulatinamente, tras un placentero sueño, varios mareos y alguna que otra cosa más, y Jekyll vuelve a la vida. Éste no sabe qué ha hecho, no lo recuerda. Si se percata, se arrepiente, y agacha la cabeza, se esconde, huye, jura no volver a caer. Pero volverá a transformarse, pues busca una vida plena, sin temores ni preocupaciones, hasta que la nueva personalidad se apodere de él, y sea Jekyll quien se deba esconder; sea Hyde quien vea la luz. Hasta que no tenga nada que ocultar. Ningún sentimiento. No hay silencios siendo Mr Hyde. Si lo sientes lo gritas. Jekyll en cambio lo calla todo y se somete a las penurias. Tres años, si hace falta.

Si os soy sincero, nunca había pensado la historia de estos dos personajes como un símil del alcohol, o de los porros. Los acontecimientos me llevan a ello. Y es que todos tenemos un lado oculto, sólo necesitas una poción para conocerlo, para conocerte mejor. Es la luz que ilumina la verdad. Es la verdad que todos deberían ver, y no esa sonrisa falsa que oculta todo rasgo de amargura real, cotidiana.
¿Por qué no ser Mr Hyde? ¿Por qué hacerle callar?

1 comentario:

  1. Es cierto, alcohol y demás, no siempre, pero normalmente hacen aparecer una pequeña parte oculta...

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