miércoles, 18 de junio de 2014

El niño más feliz del mundo.

Mi gato Mickey viene todos y cada uno de los días a mi habitación, corre y parece desesperado por algo. Si no tengo la puerta abierta, se esconde en otra habitación hasta que la abro. Cuando llega se sienta y me mira desde el suelo, pero no para pedirme permiso como solía hacer antes, y se sube al escritorio. Se queda ahí quieto, tumbado, agradecido, feliz. Este relato surge de una idea que tengo desde hace bastante tiempo sobre él y sus sueños. Mientras duerme yo le observo, miro como se mueve, sus gestos, la expresión de su rostro y escucho lo que dice, los ruidos que hace con la boca y la garganta. Siempre pienso lo mismo, siempre me aterra la misma idea, la idea de que tiene pesadillas, de que no duerme como lo hacía, a gusto, despreocupado y sin estrés. Incluso una noche, mientras dormía conmigo en la cama, me despertó uno de sus maullidos. Se tranquilizó enseguida, pero no me gustaría tener razón en esto de las pesadillas. Sé que a Mickey le sucede algo parecido al muchacho de la historia que he escrito, y es por ello que a él se la dedico. Desde hace más de 10 años me ha acompañado en todo momento y es por ello que es una de las cosas más importantes de mi vida. Espero que os guste. Va por ti Mickey .

No conocía muy bien su destino, ni tampoco el camino que seguía. Desconocía por completo cuál era su misión, a quién estaba persiguiendo y porqué. Mike simplemente saltaba de un edificio en otro. Corría más rápido que el viento por las azoteas y cuando llegaba a un extremo se impulsaba hacia el vacío y siempre llegaba al siguiente tejado. Lo hacía sin dudar un solo segundo, respirando con calma y sin ningún temor. Sentía la libertad cuando el aire chocaba contra su cuerpo y contra su rostro. Era completamente feliz [...] Sigue leyendo aquí.

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